Mi técnica de relajación me sorprendió
Esta técnica por lo general siempre terminaba conmigo dormido. Ya habían transcurrido seis años desde que comence a utilizarla, y la realizaba diariamente al ir a dormir. Me relajaba y me hacía sentir a gusto y en paz.
Estando como siempre, acostado en mi cama, desnudo, boca arriba, con los pies juntos, pero sin tocarse y los brazos estirados a lo largo del cuerpo con las palmas de las manos mirando al techo y los ojos cerrados.
Mi respiración era sólo por la nariz y abdominal. Mientras respiraba fuertemente al principio, y muy pausadamente después, repetía constantemente, me pesa todo el cuerpo, y estoy tranquilo. Mi relajación física era absoluta, hasta el punto de ser sólo consciente de mi mente. No existía mi cuerpo, o por lo menos no lo sentía.
Fui bajando por una escalera imaginaria, en varios pasos, hasta llegar a lo más profundo de mi mente. Allí enterré toda mi negatividad, mis traumas y preocupaciones.
Al llegar a este punto, sentí como un fuerte calambrazo explosivo a la altura de la rabadilla, fue entonces como si una fuerte descarga eléctrica recorriera mi espina dorsal. Al llegar a mi nuca esa especie de electricidad que, no sé, era como densa, al entrar en mi cerebro, éste comenzó a vibrar cada vez más y empece a oír como un rumor, que se hacía cada vez más fuerte, hasta llegar a resultar ensordecedor. Me asusté con el sonido y la vibración en mi mente, seguía sin sentir el cuerpo.
Curiosamente a pesar del sonido y la vibración, en mi mente me encontraba muy a gusto. No creo que la experiencia durara mucho tiempo, por lo menos a mi se me hizo corto. Tras este episodio placentero, llegó la calma, mi mente estaba en paz, mientras comenzaba a sentir mis miembros.
Era como si poco a poco la sangre fuera dibujando el cuerpo a medida que pasaba por él. Sentía el cuerpo gélido, y como se calentaba con el transcurrir de los minutos.
De principio a fin creo que esta experiencia duró aproximadamente dos horas, creo, no sabría decirlo. No sé lo que me pasó, pero a partir de ese momento sé por donde debo caminar, y tengo muy claro lo que quiero.